en tus huellas dactilares el silencio habita

en este espacio quiero compartir con todos mis creaciones literarias, que me vienen acompañado varios años

martes, 12 de marzo de 2013

DOS PELÍCULAS CON LAS QUE SIEMPRE ME HE IDENTIFICADO

La habitación del hijo de Nanni Moretti y Habla con ella de Almodóvar son dos películas con las que siempre me he identificado por razones estrictamente personales. Ciertamente, son dos grandes películas, aunque seguramente los críticos profesionales encontrarán razones para cuestionar aspectos narrativos el uso de la cámara, la luz, las referencias a otras películas; todas cosas de las que no sé nada o escasamente poco.  Desde este no saber es que me atrevo a ejercer mi derecho a hablar de ellas como observador atenta y sensible, tal vez liberado de la retórica del crítico.
         Aunque ambas películas son diferentes y tienen objetivos distintos, comparten algo que es importante para mí: una pérdida. Y Hable con ella, además explora algo adicional, a saber, el cuerpo inmovilizado. Ambos aspectos se presentan en mí unidos en un doble sentido. Por mi biografía que correspondió ocupar la posición del hijo que se pierde en la película de Moretti, pero que la vida regresa-como un don- en estado de coma y en inmovilidad física, como en la película del cineasta español. La observación de la pérdida, acompañado de la reflexión y el dolor acompañan a los personajes que son los sujetos que sufren por sus seres queridos.  Como en Amour de Haneke, la observación sufriente del progresivo fenecer del ser amado, así como en Azul, que es el color de la depresión que sirve de maya protectora frente el proceso de duelo, hacen su aparición.
           La habitación del hijo representa, para mi la pérdida que signifiqué para mis padres. Y ahora, a tres años del deceso de mi padre, se presenta como lo inverso, de tal manera que es también La habitación del padre. Amour y Hable con ella se presentan como el largo proceso que, en cuando espectador privilegiado pude contemplar, en ese proceso degenerativo, que lo condujo a la muerte.  Estas situaciones que la vida misma nos imponenen. El hecho de ser pérdida para alguien que ahora es es objeto de mi luto es un hecho curioso, por no decir desconcertante. 
           Hace unos años veía varias veces las películas de Moretti y de Almodóvar, pero en los últimos tres años mi lectura de ambas películas han sido modificadas por el factum que la vida me impuso. Y por las condiciones de esa situación, Amour y Azul se han incorporado como elementos de reflexión y de ese trabajo interior que nunca se termina de hacer frente a situaciones como esas. Felizmente el cine y las artes en general pueden ofrecernos algunas herramientas para poder seguir procesando una situación tan compleja como la de ser sujeto de pérdida pa alguien que ahora lo es para mi. 


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