NEORREALISMO ITALIANO

         Una de las expresiones más interesantes del cine italiano, y del cine mundial, resulta ser el llamado neorrealismo. Nacido poco después de la Segunda Guerra Mundial, esta corriente congregó a un conjunto de cineastas e intelectuales que decidieron presentar la situación de Italia y Europa durante la Guerra y posterior a la Guerra. Quizás Roberto Rossellini sea el neorrealistas italiano más importante por ser uno de los  que inició el movimiento y porque dirigió películas memorables como Paisá, Roma ciudad abierta y Alemania año cero. Al mismo tiempo, Vittorio de Sica fue conocido por su memorable film Ladron de bicicletas, aunque su mejor película fue Umberto D. Ciertamente muchos más se plegaron al movimiento, incluso Federico Fellini con su famosa La Strada.

           La relevancia del movimiento neorrealista italiano  radica por el hecho de conservar la memora de lo vivido en la Europa de la Guerra y de la Post-Guerra. Mientras que el cine que comenzó a realizarse en los espacios convencionales tenía como objetivo procurar que los espectadores olviden lo sucedido durante esos años dolorosos, con el propósito de voltear la página y neutralizar la memoria. Lo directores del neorrealistas decidieron encarar el debate que significa mantener la memoria de un pueblo sufriente. Tal vez la película emblemática del movimiento sea Roma ciudad abierta que relata la historia del pueblo romano durante la ocupación Nazi, y en el cual se debaten un conjunto de presupuestos que los generales alemanes daban por ciertos, como el de la superioridad de las razas, o que la ocupación territorial no es fuente de poder legítimo. 

         Puesto que el proyecto de los cineastas neorrealistas carecía del apoyo de la industria cinematográfica oficial italiana, carecieron de recursos para montar escenarios y para otras cosas, razón por la cual decidieron rodar en las mismas calles de la ciudad, lo cual tuvo un efecto estético invalorable y fue sumamente novedoso. Así, Roma ciudad abierta, Alemania año cero, Ladrón de bicicletas y Umberto D se rodaron a en las calles de Roma y Berlín, sin escenarios sofisticados. La brillantez de estos cineastas pudo más que la escacés de financiamiento. Una cosa que hay que notar con claridad, es que estas películas tuvieron éxito primero fuera de Italia, y después ganaron carta de ciudadanía en en la península. La comunidad italiana en Estado Unidos, que había migrado antes y después de la Primera Guerra Mundial, pudieron ver con mucho dolor lo que sucedió en la Italia que dejaron, y ello constituyó una de las razones del éxito que esas películas tuvieron en los Estados Unidos.