MI RELACIÓN CON EL CINE
Desde niño y adolescente mi
relación con el cine fue muy fluida y familiar. Vivía a una cuadra de un cine
de barrio. En ese entonces no existían los multicines y hoy el cine al que iba
todos los sábados por la tarde es actualmente un bingo. Desde niño iba allí con
mis hermanos y de adolescente comencé a ir solo a diferentes cines de Lima. A
muchas personas no les gusta ir al cine solas. Para mí es una experiencia
privilegiada, aunque a veces me gusta ir en compañía. Depende de mi tiempo
interno.
Como
tenía dificultades con la lectura, y casi todas las películas que pasaban en el
cine tenían subtítulos y eran en inglés, entendía la mitad de la trama. Lo que
no lograba comprender lo completaba con mi imaginación, de tal manera que sobre
la base de lo que había visto creaba una historia propia, y durante la semana
reformulaba la historia, de tal maneras que al ver una película podía tener dos
o tres historias diferentes. Ello lo
veía como una pérdida y una ganancia. Pérdida, porque no podía enterarme de la
historia completa; ganancia, porque me permitía desarrollar más mi imaginación.
Pero algo que disfrutaba realmente del cine era la pantalla grande. Era algo
muy diferente a la del televisor. Ello me permitía experimentar una serie de
sentimientos con cierta intensidad. Desde entonces asisto al cine para ser
tocado en mis sentimientos.
Con
el tiempo logré manejar mejor lo de los subtítulos. Las películas que al verlas
una primera vez me llamaban la atención las veía otra vez, en el cine, por
supuesto. Y ahora, si me interesa especialmente, ahora compro el DVD. Hay
películas que las veo dos veces, para entender bien algunos pasajes. Hay otras
que las veo varias veces, porque me ayuda a pensar. Con esto, además de la imagen y la pantalla
grande, ingresó en mi experiencia con el cine la historia, especialmente, la de
las películas dramáticas. O puede ser que encuentre interesante algunas
películas históricas o de acción, como el Batman de Nolan. La historia de las películas estimulan mi capacidad
de análisis: aspectos psicológicos, sociales, filosóficos, históricos. Se
convierte en una herramienta para comprender al ser humano y su visión del
mundo. Para este fin, no hago la absurda distinción entre películas
estadounidenses y europeas, o de otros continentes. Una película interesante no
tiene nacionalidad. Claro que, de acuerdo a la nacionalidad, las películas se
inscriben en una tradición cinematográfica. Eso se puede percibir con cierta
claridad.
Un
elemento adicional en mi relación con el cine es el tratar de comprender las
tradiciones cinematográficas, por ello veo películas antiguas que son hitos
importantes en la historia de esas grandes tradiciones. Por temporadas veo
películas de un mismo director clásico, o varias que pertenecen a una misma
escuela, como el expresionismo alemán. Claro, rara vez las encuentro en los
cines, pero sí en DVD.
Recientemente
he comenzado a escribir sobre cine. Hace años una persona muy inteligente me
sugirió el que lo haga. Dedo confesar que me daba temor, pues no sabía cómo
hacerlo. Pero hice atrás mis temores y hace unos meses comencé a escribir sobre
las películas que me interesaban. Estos textos no tienen objetivo de crítica
cinematográfica, sino de una reflexión más amplia. En realidad, escribo para
compartir mi experiencia con esas películas o directores. Me considero una
persona audiovisual, aunque la filosofía me ha forzado a ser lector. Los
contactos más significativos con el mundo cuando era niño era la TV, y luego el
cine. Mucho después vino el libro. Tal vez por ello tengo reticencias a leer
críticas de cine o libros de historia del cine, aunque he de confesar que me gustaría
leer un buen libro de historia del cine y otro de historia del Jazz.
Si estas “confesiones”
sirven a alguien, allí las dejo, sino, las utilizo yo para mi reflexión
personal y mi autocomprensión práctica.
Etiquetas: Cine, mi experiencia personal con el cine, reflexión sobre el cine
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