en tus huellas dactilares el silencio habita

en este espacio quiero compartir con todos mis creaciones literarias, que me vienen acompañado varios años

jueves, 8 de agosto de 2013

Dr. Hause

            Desde hace varios años no veía una serie de televisión, pero desde hace unos meses me enteré de DR. Hause. Bueno, “me enteré” es un decir. La serie llamó mi atención y decidí ver los primeros capítulos hasta que ahora estoy terminando la tercera temporada, a punta de un seguimiento disciplinado. Sé que se ha comentado y escrito sobre la serie y tal vez no haya nada nuevo que decir sobre la serie misma. De modo que en vez de hablar de ella diré por qué me ha llamado la atención. Lo haré, entre otras cosas, como un modo de colocar ante mi propia conciencia qué es lo que me atrae del personaje.
            Lo primero que captó mi atención es el foco de interés: el diagnóstico. Éste aparece en la serie como una confluencia de conocimiento médico, imaginación, conexión de ideas y experimentación. Un cóctel de facultades y operaciones mentales que hace interesante el asunto. El arte de la adivinación y el riesgo osado. Para llagar a resolver el acertijo del diagnóstico se realiza experimentación y exploración riesgosa, como allanar la casa de los pacientes o radicalizar sus síntomas, para que una pista salga a luz. Esa práctica tiene un trasfondo poético, pues la poesía justo involucra inteligencia, imaginación, ensayo, exploración y riesgo, entre otras cosas, claro está. La poesía es el arte de diagnosticar. Curiosa metáfora. Se trata, en efecto, de una exploración que busca sacar a luz algo, que no es necesariamente el poema sino una vivencia. Capturar el instante para eternizarlo y devolverlo al mar de los instantes. El poema es un síntoma que conduce al diagnóstico. Eso no quiere decir que la poesía misma sea terapéutica, sino lo es la exploración que implica.

            Hause es un médico que es paciente. O podríamos ponerlo de esta manera, se trata de un paciente que ha logrado graduarse de médico y que está permanentemente en el Hospital. Claro, también trabaja allí, diagnostica, etc. Pero también es un paciente, y no me refiero al dolor en la pierna ni a su cojera, ni a las drogas que ingiere. Se trata de alguien que está herido internamente, lo que nubla su capacidad de percibir impersonalmente los casos que trata, pero es, al mismo tiempo bastante lúcido. Sus apreciaciones filosóficas sobre la vida y la gente se encuentran conectadas con ello. En eso se parece a todo filósofo. ¿O acaso creían que las argumentaciones y las posiciones filosóficas se encuentran desconectadas de las locuras de la humanidad? Pero decir que Hause es un paciente no es decir que esté enfermo, en el sentido de tener alguna anormalidad, porque ello nos conduce a la trampa de lo normal. Y lo único normal es lo anormal. Entonces, lo que tenemos aquí es a la humanidad en su condición y transformaciones. No tenemos a un médico ni a un paciente, sino una persona cono Ud. y yo, que muestra su interioridad. Tal vez sea eso lo que más me conecta con Hause: su interioridad. Sobre ella no quiero decir nada (no me da la gana), pues es algo que cada uno debe descubrir. 

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