Dr. Hause
Desde
hace varios años no veía una serie de televisión, pero desde hace unos meses me
enteré de DR. Hause. Bueno, “me enteré” es un decir. La serie llamó mi atención
y decidí ver los primeros capítulos hasta que ahora estoy terminando la tercera
temporada, a punta de un seguimiento disciplinado. Sé que se ha comentado y
escrito sobre la serie y tal vez no haya nada nuevo que decir sobre la serie
misma. De modo que en vez de hablar de ella diré por qué me ha llamado la
atención. Lo haré, entre otras cosas, como un modo de colocar ante mi propia
conciencia qué es lo que me atrae del personaje.
Lo
primero que captó mi atención es el foco de interés: el diagnóstico. Éste
aparece en la serie como una confluencia de conocimiento médico, imaginación,
conexión de ideas y experimentación. Un cóctel de facultades y operaciones
mentales que hace interesante el asunto. El arte de la adivinación y el riesgo
osado. Para llagar a resolver el acertijo del diagnóstico se realiza experimentación
y exploración riesgosa, como allanar la casa de los pacientes o radicalizar sus
síntomas, para que una pista salga a luz. Esa práctica tiene un trasfondo
poético, pues la poesía justo involucra inteligencia, imaginación, ensayo,
exploración y riesgo, entre otras cosas, claro está. La poesía es el arte de
diagnosticar. Curiosa metáfora. Se trata, en efecto, de una exploración que
busca sacar a luz algo, que no es necesariamente el poema sino una vivencia.
Capturar el instante para eternizarlo y devolverlo al mar de los instantes. El
poema es un síntoma que conduce al diagnóstico. Eso no quiere decir que la
poesía misma sea terapéutica, sino lo es la exploración que implica.
Hause
es un médico que es paciente. O podríamos ponerlo de esta manera, se trata de
un paciente que ha logrado graduarse de médico y que está permanentemente en el
Hospital. Claro, también trabaja allí, diagnostica, etc. Pero también es un
paciente, y no me refiero al dolor en la pierna ni a su cojera, ni a las drogas
que ingiere. Se trata de alguien que está herido internamente, lo que nubla su
capacidad de percibir impersonalmente los casos que trata, pero es, al mismo
tiempo bastante lúcido. Sus apreciaciones filosóficas sobre la vida y la gente
se encuentran conectadas con ello. En eso se parece a todo filósofo. ¿O acaso creían
que las argumentaciones y las posiciones filosóficas se encuentran
desconectadas de las locuras de la humanidad? Pero decir que Hause es un
paciente no es decir que esté enfermo, en el sentido de tener alguna
anormalidad, porque ello nos conduce a la trampa de lo normal. Y lo único
normal es lo anormal. Entonces, lo que tenemos aquí es a la humanidad en su
condición y transformaciones. No tenemos a un médico ni a un paciente, sino una
persona cono Ud. y yo, que muestra su interioridad. Tal vez sea eso lo que más
me conecta con Hause: su interioridad. Sobre ella no quiero decir nada (no me
da la gana), pues es algo que cada uno debe descubrir.
Etiquetas: anormal, diagnóstico, Dr. Hause, filosofía, humanidad, interioridad, normal, poesía
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