en tus huellas dactilares el silencio habita

en este espacio quiero compartir con todos mis creaciones literarias, que me vienen acompañado varios años

jueves, 7 de mayo de 2015

Indignación








Tener una dificultad motriz de aquellas que se perciben y no, aquellas que se ven y no se ven, es un problema algo complicado. Los otros la ven a medias o hacen quienes no la perciben. Y aunque se trata de algo de poca importancia no termina de incomodar.

La primera vez que en un bus alguien fue obligado a cederme el asiento se produjo en mi un sentimiento que iba entre la extrañeza a la vergüenza, pasando por el agradecimiento.  Después la situacion se repitió o se invirtió. A veces, me tocó a mi ceder el asiento y a veces tuve que explicar que tenia cierta dificultad y que no me sentía del todo bien como para continuar el camino de pie.

Pero lo más penoso es tener que explicarle a alguien en el trabajo porqué no consigo la destreza que me exigen respecto de los instrumental tecnológico con la rapidez que se me exige. En esos momentos la experiencia es de impotencia y la dificultad es explicar que la dificultad motriz tiene raíces neurológicas.

Lo difícil es explicar lo que no se ve. Lo humillante es tener que dar explicaciones. Es entonces el momento de permanecer o salir corriendo. El momento de la tristeza o de la poesía

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