SIGO SIENDO - KACHKANIRAQMI
El documental peruano estrenado hace
unas pocas semanas es algo de lo mejor que se ha producido en este país para el
cine. Sigo siendo hace un recorrido
por el Perú a través de la música y el agua. Pero no es una película sobre la música sino
sobre personas y, especialmente, sobre un país diverso y rico. Se trata de una
reflexión muy particular sobre el Perú a través de la música y sus músicos. En
ese sentido no es casual que Corcuera la sitúe bajo el patronato de José María
Arguedas. Arguedas mismo pensó este país a través de la literatura y la música.
No fue solamente un antropólogo sino que su interés por la música y la
literatura era vital.
El
agua, la música y Arguedas constituyen el hilo conductor de una película que
sabe que no es para la gran taquilla. Y con ellos, la memoria. Desde la selva
hasta la costa el Perú se encuentra atravesado por el agua, desde el Amazonas
hasta los ríos que desembocan en el océano. Se trata de agua que fluye y que en
el río, la laguna, el riachuelo o el mar, el agua sigue siendo en el sentido
que pasa y sigue pasando, y el río sigue siendo, y el mar sigue siendo. La
laguna sigue siendo. La música y los músicos también siguen siendo, en el
sentido de la perduración de las formas y costumbres musicales.
El
violinista Máximo Damian es uno de los personajes centrales. Conectado con
Arguedas, seguimos su recorrido de Lima a Chincha y después a Ayacucho. Así, el
violín andino se convierte en uno de los elementos predominantes. Pero como la
memoria está siempre presente, resulta inevitable que en Ayacucho se recuerde
los años del conflicto armado interno y a los muertos. En ese contexto, la
expresión KACHKANIRAQMI adquiere su tenor particular, pues es la manera en que
se saludan dos personas que hace tiempo no se ven en quechua chanca. Es la
manera de anunciar que siguen vivos, que no fueron una de las víctimas de la
violencia. Pero como Arguedas lo retrata bien, violencia y muerte en el ande
siempre hubo, aunque lo que sucedió entre los 80 y 90 sobrepasó toda imaginación.
Pero
también es algo que no se quiere mirar. Sucede con esta película algo
particular, pero no extraño. No llena los cines. No es de taquilla sino de
arte. Pero además tiene algo que no se quiere mirar. Se trata del Perú que no
quiere mirarse. Como la Italia de postguerra que no quería mirarse a sí misma
pero que dio a luz el neorrealismo italiano iniciado por Rossellini.
Probablemente dure muy poco en los cines. No tiene, pues, la “chispa criolla”
de Asu mare. Tal vez resulte muy caviar y poco neoliberal. Si bien la
película de Alcántara invoca a la memoria, no tiene como objetivo la reflexión sobre
la memoria. La memoria allí es un recurso para otra cosa: la risa. Corcuera, en
cambio, apunta a la memoria misma, porque la finalidad es la constitución de la
identidad compleja y apunta a la construcción de un proyecto. Además, la belleza de la fotografía, la
fidelidad del sonido, el cuidado y el trabajo completan el gran aporte de este
trabajo: reflexionar sobre el Perú a través de la música. A la saga del trabajo
de Arguedas, y de muchos otros, Sigo
siendo será un material valioso. Muy valioso.
Etiquetas: agua, Arguedas, Asu mare, memoria, música, Sigo siendo, violin andino
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