en tus huellas dactilares el silencio habita

en este espacio quiero compartir con todos mis creaciones literarias, que me vienen acompañado varios años

jueves, 25 de abril de 2013

LA SOLEDAD Y EL CUERPO (PRIMERA PARTE)


La soledad y la relación con el cuerpo son dos experiencias a la que toda persona se ve enfrentada.  Hay veces en que la soledad permite establecer una relación con el propio cuerpo y otras en las que la soledad significa justamente la desconexión con él.  Si bien ambas experiencias son dolorosas, la segunda muestra un desgarro vial  profundo. Pedro Almodóvar, en su película “Hable con ella” explora ambas relaciones, pero añade un tercer aspecto: la soledad en relación al cuerpo del otro.
Todas estas experiencias de soledad se encuentran asociadas a déficits respecto de la comunicación, los que pueden tener varias causas y naturalezas. A veces se carece de la práctica  de comunicación, y por lo tanto no se ha adquirido una destreza adecuada para poder relacionarse con uno mismo y con el otro. Los símbolos no se identifican adecuadamente o no se manejan de manera suficiente. Otras veces, a una persona se le impone una situación radicalmente nueva, de manera que el lenguaje al que estaba acostumbrada pierde su contexto, y debe desarrollar la habilidad para reelaborar su lenguaje a fin hacer frente a las nuevas circunstancias, pero ello toma su tiempo por lo exigente de la dificultades que comporta.
En esa película se examina la relación que dos hombres mantienen con dos mujeres que se encuentran en una situación particular. Marco se encuentra en una relación amorosa con Lidia, mientras que Benigno se encuentra enamorado de Alicia. Marco vive una soledad desesperanzadora, pues su relación con Lidia ya se encontraba fracturando antes de que ella cayese en estado de coma. Esto hace que ambos experimenten el coma de Lidia cargando un pasivo anterior, que va a condicionar de manera poderosa la relación hasta el final. Ese alejamiento previo al estado de coma se va a profundizar porque Marco no encuentra el lenguaje adecuado para comunicarse con Lidia.  Aunque Benigno le sugiere  comunicarse con ella, diciéndole “Hable con ella”, Marco alberga la creencia de que ella no puede escucharlo.
De esta manera, Marco experimenta una profunda   soledad que lo lleva a relacionarse con sus recuerdos: lo vivido con Lidia, y lo vivido por su antigua pareja. Además decide ir al teatro a presenciar una pieza de ballet moderno en el que una mujer que se encuentra inmovilizada por un problema corporal es cargada por el resto de bailarines, como signo de apoyo y tristeza. Dicho espectáculo genera pena en Marco. Pero, por más de que busque los recursos para enfrentar el coma de Lidia, no los encuentra, porque ambos ya habían ingresado a las nuevas circunstancias con un problema de comunicación. De esta manera, cuando se le sugiere que hable con ella, el cree que eso no será posible porque ella no lo escuchará, del mismo modo que él no la escuchó el momento los días antes del accidente.
Esta creencia impide a Marco hablarle a Libia y contarle las cosas que esá haciendo y de las personas que ha encontrado. Tampoco le permite a marco establecer otros modos de comunicación, como el tocar directamente su cuerpo, a fin de expresarle sus sentimientos a través del contacto físico. Pero ello no significa que no le esté transmitiendo mensajes a Lidia. Con sus actitudes y creencias le comunica que cree que no la escuchará por dos motivos: porque su estado no se lo permite y porque si se lo permitiera, ella no estaría dispuesta, en el fondo de sí, a escucharla. Lidia parece entender eso, y su respuesta a ese mensaje se manifiesta en el empeoramiento e su salud.

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jueves, 11 de abril de 2013


La solitaria ausencia de las gaviotas
se asoma a la amplia ventana
por donde respiro un aire fresco
pero viejo.

Bajo el pálido arbusto de los recuerdos
lloro un canto ceremonial
y auguro algunas sombras ocultas
en los rincones más duros de tu cuerpo.

Te angostas y apareces de alguna de esas sombras
no logro descubrir de cuál de ellas
es que naces como dolor de muerte;
entonces ya no canto.

Y las ausentes gaviotas dejan por el horizonte
un espacio para que se estrellen
todas las pasiones que se quedaron sin ti,
para que terminen por ahogarse mar adentro
o se pierdan en aquél lugar
donde el mar y la tierra terminan
para dar paso a aquellos monstruos
que devoran las naves
que se aventuran a la distancia.

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